El grupo de investigadores de las universidades de Pittsburgh, California-Berkeley y Harvard, y liderado por Kyung Hwa Lee, invitó a 32 adolescentes y pre-adolescentes sanos a su laboratorio de imagen cerebral. Los jóvenes se tumbaban en el escáner mientras escuchaban dos grabaciones de 30s donde su propia madre les criticaba. Querían ver la actividad de estas zonas cuando los adolescentes escuchaban las broncas de sus madres, en comparación con cuando hablaban sobre cosas aburridas. También buscaron si los cambios perduraban en el tiempo.
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