Cuando Laura despertó, no sabía dónde estaba. Era un lugar oscuro, pero no tenía miedo porque tenía su gato Krebs entre sus piernas. De repente, vio una luz a lo lejos y empezó a seguirla. La luz cada vez era más clara y Laura vio cómo se estaba acercando a una gran muralla. Antes de llegar, encontró un gran cartel luminoso donde ponía «Bienvenidos a Eukarya». Mientras estaba distraída leyéndolo, Krebs desapareció de su lado. Cuando ella se percató, ya era demasiado tarde. ¡Krebs se había colado por un agujerito de la muralla!
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