Si el tito Darwin estaba en lo cierto, Isabel Díaz Ayuso está más preparada que sus antecesores para caminar por la delgada línea que separa la libertad y el delito de corrupción. Sobre ese terreno en el que fraude, cohecho, prevaricación o malversación no son más que inconvenientes derivados de contratar el paquete de gobierno madrileño en modo full experience, caminaron en otro tiempo Esperanza Aguirre, Ignacio González y compañía. Todos ellos dejaron para las generaciones venideras una valiosa lección.
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