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Anticuento de navidad

"Hace unos días, paseando por Barcelona, me crucé con un niño andrajoso que iba pidiendo dinero por entre las mesas de una terraza y me vino a la nariz un tufo familiar: el del disolvente químico que usan los miserables para colocarse. En Tánger era fácil toparse con el hedor químico que emana de las jaurías de niños callejeros, pero es la primera vez que me encuentro una cosa así en España. Pensé inmediatamente en términos que he oído demasiadas veces durante 2014: exclusión, pobreza infantil, las piezas de las que está hecho ese olor."

| etiquetas: pobreza infantil , disolvente

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