“¡Pon a remojar las lentejas, cuqui!” grita Anabel Ávila Vegue a su hija, Natalia, mientras se mete en la piel de Malzahar, el profeta del vacío, y empieza a repartir mandobles. Son las doce del mediodía de un miércoles cualquiera en el canal de Twitch de La Abuela Vengadora. Ávila, madrileña de 62 años, está jugando a League of Legends (LoL), videojuego de rol en línea, retransmitiendo la partida en la plataforma de vídeo en streaming de Amazon. Un centenar y pico de espectadores están atentos a su lucha por proteger los cristales mágicos en e
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