El alcohol puede ser felicidad pura en forma bebible o un círculo del infierno, según cómo lo veas. Sin embargo, cuestiones humanas aparte, la sustancia propiamente dicha suele ser una cosa bastante clara y directa: tomas ingredientes sencillos y dejas que la química siga su horrible curso hasta que esos ingredientes te dejen mamado. Depende de tu pericia y equipo disponible que este proceso resulte en vino fino o alpiste carcelario. Mi idea es que no puedes engañar al alcohol. ¡Ja! Por un momento os he pillado. Claro que podéis. He aquí cómo.
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