A lo largo de los siglos, la investigación clínica se ha desarrollado a partir del hombre, presuponiendo que el cuerpo de la mujer se comportaba de la misma manera, lo que tiene consecuencias, muchas veces graves, en los diagnósticos y los tratamientos femeninos. Todavía hoy las mujeres no suponen un 50% en los análisis clínicos y todavía hoy están infradiagnosticadas.