No es fácil apasionarse por la sintaxis en el colegio o el instituto, donde se enseñan reglas y categorías que sirven para analizar frases, pero no a reflexionar sobre la naturaleza de esas reglas y categorías. El análisis sintáctico convertido, en el mejor de los casos, en un mero pasatiempo que se resuelve con la aplicación mecánica de algunas reglas. En el peor, en una tarea que el alumno ni sabe resolver ni sabe para qué debe resolver. Así es muy difícil encontrarle el gusto, la verdad.