-Leo aquí, en su ficha, que es usted un frío asesino, ladrón, pirata... Buscado por casi todas las policías del mundo... Y condenado a muerte por el Tribunal Islámico del Emirato de Bujara, por agitador revolucionario unido al Movimiento de los Jóvenes Bujarianos.
-No sé de qué me habla. Movimientos revolucionarios bujareños? Qué es eso? Política? No, no, se equivoca, lo mío son los robos, política ni hablar.
-Bien, pues hasta aquí llegó su currículum, estúpido bufón! Ahora tiene dos modos de salir de este infierno, y un minuto para pensarlo: O se alista voluntario como instructor del ejército del Emir, a las órdenes de Enver Bey, o acaba muerto y quemado en una hoguera.
-Por todos los santos de la Madre Rusia! Pero si yo siempre he sido voluntario e instructor! No he hecho otra cosa en mi vida que instruir voluntariamente a los jóvenes... Eeeh... Cómo ha dicho que se llamaban? A sí, jóvenes bujarrones.
-Cuidado... Procure no equivocarse... Los Jóvenes Bujarianos son enemigos del Emir y amigos de los soviets... Y usted será un oficial del Emir...
-Claro, y qué he dicho...? Siempre he estado en contra de esos jóvenes cabrones...
-Bien, pero para mandar soldados musulmanes hay que ser seguidor del profeta. Lo es usted?
-Yo...? Musulmanísimo!
-Ya, musulmanísimo... Creía que era usted un nihilista ruso, o un revolucionario populista...
-Oh, está usted atrasado de noticias Hoy, toda esa gente tiene otro nombre... No me interesa la política... Marxistas, bolcheviques, socialistas, populistas, revolucionarios, campesinos, obreros, intelectuales... por un lado, y nacionalistas, autócratas, plutócratas, religiosos decepcionados y revanchista por el otro... no, no me interesa.
-Es anticolectivista y anticapitalista... una especie de filósofo individualista y anarquista a lo Kropotkin...
-Anarquista? No, esa es gente seria, para ellos la propiedad es el robo... No! Yo soy un ladrón sin medias tintas. Un buen ladrón y basta!
La casa dorada de Samarcanda-Hugo Pratt