Lo verdaderamente asombroso en la actualidad es que nuestros Gobiernos continúen funcionando.
Ningún presidente de corporación intentaría gobernar una gran compañía con un cuadro organizativo diseñado por vez primera por la pluma de ave de algún antepasado del siglo XVIII, cuya única experiencia directiva consistiese en administrar una granja.
Ningún piloto en su sano juicio intentaría tripular un reactor supersónico con los antiguos instrumentos de navegación y control de que disponían Blériot o Lindbergh.
Sin embargo, esto es aproximadamente lo que estamos intentando hacer en el plano político.
La tercera ola. Alvin Toffler.