LITERATOS. Compartimos fragmentos.
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La dura vida del parapsicólogo

Ser parapsicólogo es ser un incomprendido, aunque los avances recientes en el conocimiento del cerebro ofrecen nuevas esperanzas. Dean Radin, que ha dedicado una gran cantidad de tiempo a la investigación de los fenómenos psíquicos (telepatía, telequinesia), nos da una idea de cómo es una típica semana para él:

El lunes me acusan de blasfemia unos fundamentalistas que piensan que los fenómenos psíquicos amenazan su fe en la doctrina religiosa revelada. El martes me acusan de culto religioso unos militantes del ateísmo que piensan que los fenómenos psíquicos amenazan su fe en la sabiduría científica revelada. El miércoles me acosan unos esquizofrénicos paranoicos que insisten en que consiga que el FBI deje de controlarles la mente. El jueves solicito unas becas de investigación que me van a denegar porque los comisarios del tribunal que las concede desconocen la existencia de ninguna prueba legítima de los fenómenos psíquicos. El viernes recibo una montaña de correspondencia de alumnos que me piden copia de todo cuanto he escrito en mi vida. El sábado recibo llamadas de científicos que quieren colaborar en la investigación siempre que les garantice que nadie tendrá noticia de su secreto interés. El domingo descanso e intento pensar en alguna manera de conseguir que los esquizofrénicos paranoicos empiecen a dirigirse a los fundamentalistas en vez de venir a hablar conmigo.

La historia de los fantasmas. Roger Clarke

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Lo poco que valemos

Al hablar de lo poco que valemos he hecho un severo examen de conciencia; me he preguntado si no me sumé de forma calculada a la inanidad de los tiempos presentes, para ganarme el derecho a condenar a los demás; seguro como estaba in petto de que mi nombre figuraría en medio de todos esos seres grises. No: estoy convencido de que nos desvaneceremos todos; en primer lugar, porque no hay en nosotros nada que nos haga perdurables; en segundo lugar, porque el siglo en el que comenzamos o terminamos nuestros días tampoco tiene él con qué hacernos perdurables. Generaciones castradas, agotadas, desdeñosas, sin fe, abocadas a la nada que aman, no podrían dar la inmortalidad; carecen de toda capacidad para crear un prestigio; aunque pegarais vuestros oídos a su boca no oiríais nada: no sale sonido alguno del corazón de los muertos.

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Una filosofía reaccionaria, pero práctica (SciFi)

Entre los humanos siempre existió gente defensora de las tradiciones, que pretendía que la evolución se frenase para que no fuera una manera de dar tumbos sin sentido. Como anécdota, recuerdo que había aún en la Tierra un grupo que se llamaba a sí mismo “la Represa”, “el Dique”, o algo así. Era una gente curiosa, que creía en la evolución social y cultural, pero se oponía precisamente por eso a cualquier innovación, convirtiéndose en conservadores ultramontanos. Esto, que parece una contradicción en sí misma, no es tan raro si se explica, y por eso tenían tanta aceptación.

Los del Dique decían, más o menos, que las sociedades son sistemas estables, y las normas son sistemas estables, y todo lo que funciona en la práctica es porque de algún modo es estable. Las innovaciones, según ellos, suponen una desestabilización que puede conducir a una estabilidad superior o a una desestabilización regresiva. Por eso, se oponían a cualquier tipo de innovación con todas sus fuerzas, y tenían además el denuedo de afirmar que las innovaciones verdaderamente válidas consiguen imponerse a todos los que tratan de detenerlas, pero es necesario que exista un dique, o una barrera, para que sólo las innovaciones con verdadera fuerza sean capaces de salir adelante. “Si tienen razón, pasarán por encima de nosotros, y si no la tienen, bueno será que haya alguien que los haya frenado”, eso decían los del Dique, para irritación de las vanguardias de todos los tiempos.

La guerra del último hombre. Feindesland

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Un poco borracho...

Iba a ir otra vez a casa de Shirt Trist. Pero Nik dijo vale que beehiera lo queería. Coonudo. No imbortaba. Dijo no imbortaba.

Pegó un portazo detrás de él. Se detuvo junto al fregadero y bebió un montón de agua templada. Entonces se sintió mejor. Luego tropezó y cayó. De pronto, y sin un orden preciso, Keith hizo eructar a su mujer, sacó a la cría fuera a mear y le echó un polvo al perro.

Campos de Londres. Martin Amis.

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Los mercenarios españoles (1965-1967)

Una vez ocupada la ciudad, el mayor Martínez de Velasco decidió dejar una dotación de tres españoles, Ramos, Fernández y el sargento Martín Lorenzo, con dos ametralladoras y cincuenta soldados nativos mientras él, con el grueso de las fuerzas mercenarias, regresaba a Niangara. Su estancia, hasta la llegada de nuevas tropas provenientes del 6° Comando, debería durar de unos quince a veinte días.

Pasaron una noche tranquila pero, al amanecer, los simbas atacaron. Ramos manejaba solo una ametralladora y la otra era servida por Fernández y Martín Lorenzo. Los tenían a unos cuarenta metros y las ametralladoras iban barriendo los cuerpos de los atacantes. Así describió el sargento madrileño el ataque:

...las ametralladoras cantaban sin cesar, yo veía caer a los simbas pero no retrocedían, chillaban "¡adelante, adelante!", pero pronto cundió el pánico entre ellos, pues nosotros sabíamos que teníamos que defender nuestras vidas como fuese, pues caer en manos de ellos significaba morir entre horribles tormentos: te sacaban los ojos, te cortaban las partes... en fin, antes de morir te hacían maldecir el día en que naciste, por eso nos defendimos como fieras. Cuando se retiraron, la explanada estaba cubierta de simbas muertos o malheridos.

Después del ataque, los españoles reconocieron el campo de batalla y los soldados nativos se dedicaron a saquear los cadáveres de los simbas caídos en combate quitándoles el dinero, los cigarrillos y las armas y municiones. Los tres españoles bebieron, comieron y buscaron además a tres nativas. Martín Lorenzo se decía a sí mismo que, puestos a morir, se iría al otro mundo harto de todo.

Los simbas lo volvieron a intentar y, sobre las siete de la tarde, iniciaron el ataque, esta vez con más orden. En primer lugar unos disparos de tanteo y a continuación el asalto en masa, pero se encontraron de nuevo con la barrera de muerte que formaban los disparos de las ametralladoras. Finalmente, se replegaron y no volvieron a intentarlo más.

Soldados sin bandera - Joaquín Mañes Postigo

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El origen de los rituales

También las ratas se vuelven supersticiosas.

La rata sabe que haciendo determinada cosa saldrá una bolita de comida de una máquina. Pero la rata hace un montón de cosas y no sabe cual de ellas, en concreto, es la que hace que salga la bolita de comida. Sólo una cosa es útil, pero la rata no sabe cual es y hace treinta cosas... Y como funciona, las sigue haciendo. Todas. En el mismo orden.

Walkaway. Cory Doctorow.

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La imposibilidad de regular

No hay manera de regular nada cuando hay un orden económico global pero no un orden político global.

La fe en la inteligencia artificial. Helga Nowotny.

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La diferencia entre informarse y debatir

Lo que requiere la democracia no es información sino un debate público vigoroso.

Por supuesto, también requiere información, pero la clase de información que necesita sólo puede generarse mediante la discusión. No sabemos qué es lo que necesitamos saber hasta que hacemos las preguntas correctas, y sólo podemos identificar las preguntas correctas sometiendo nuestras ideas sobre el mundo al test de la controversia pública.

La información, que suele considerarse la condición previa necesaria de la discusión, se entiende mejor como su resultado. Cuando participamos en discusiones que enfocan y atraen completamente nuestra atención, nos convertimos en ávidos buscadores de la información pertinente. De lo contrario recibimos la información pasivamente, si es que en realidad la recibimos.

La rebelión de las élites. Christopher Lasch

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Ver y no entender

Ver y no entender es lo mismo que inventar. Vivo, veo y no entiendo. Vivo en un mundo inventado por otro que no se tomó la molestia de explicármelo.

El caracol en la Pendiente A. y B. Strugatski

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Fragmentos de "Hambre" (1890 - Knut Hamsun)

Fragmentos de "Hambre" (1890 - Knut Hamsun)

Tanto el fragmento inicial, como el que cierra esta entrada pertenecen de la obra "Hambre" (1890) del escritor noruego Knut Hamsun (1859-1952), autor de gran fama en su época y que después de ganar el Nóbel de Literatura en 1920 cayó un poco en desgracia por sus filias con las ideas nacionalsocialistas, lo que no evitó que su obra fuera de gran influencia en legiones de grandes escritores posteriores como: Franz Kafka, Stefan Zweig, Hermann Hesse y los estadounidenses Ernest Hemingway, quien afirmaba que "Hamsun me enseñó a escribir"...
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Las casualidades y los clavos

Las casualidades están, parece, atraídas por nuestro campo magnético personal, a nuestro alrededor de repente descubrimos un clavo y una cuerda y no sabemos explicar ni de dónde han venido ni por qué. En el resultado final, siempre banal, se demuestra que el clavo está ahí para que un día lo clavemos, y que la cuerda está ahí para que un día nos colguemos.

El museo de la rendición incondicional. Dubravka Ugresic

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Una confesión

Al hablar de lo poco que valemos he hecho un severo examen de conciencia; me he preguntado si no me sumé de forma calculada a la inanidad de los tiempos presentes, para ganarme el derecho a condenar a los demás; seguro como estaba in petto de que mi nombre figuraría en medio de todos esos seres grises. No: estoy convencido de que nos desvaneceremos todos; en primer lugar, porque no hay en nosotros nada que nos haga perdurables; en segundo lugar, porque el siglo en el que comenzamos o terminamos nuestros días tampoco tiene él con qué hacernos perdurables. Generaciones castradas, agotadas, desdeñosas, sin fe, abocadas a la nada que aman, no podrían dar la inmortalidad; carecen de toda capacidad para crear un prestigio; aunque pegarais vuestros oídos a su boca no oiríais nada: no sale sonido alguno del corazón de los muertos.

(Os dejo intentar adivinar el autor y el libro)

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Ansiosos de ser verdugos

Soy el que soy: ¿cómo podría escaparme de mí mismo? Y, sin embargo, —¡estoy harto de mí! …»

En este terreno del autodesprecio, auténtico terreno cenagoso, crece toda mala hierba, toda planta venenosa, y todo ello muy pequeño, muy escondido, muy honesto, muy dulzón. Aquí pululan los gusanos de los sentimientos de venganza y rencor; aquí el aire apesta a cosas secretas e inconfesables; aquí se teje permanentemente la red de la más malévola conjura, — la conjura de los que sufren contra los bien constituidos y victoriosos, aquí el aspecto del victorioso es odiado.

¡Y cuánta falsedad e hipocresía para no reconocer que ese odio es odio! ¡Qué derroche de grandes palabras y actitudes afectadas, qué arte de la difamación justificada! Esas gentes mal constituidas: ¡qué noble elocuencia brota de sus labios! ¡Cuánta azucarada, viscosa, humilde entrega flota en sus ojos! ¿Qué quieren propiamente?

Representar al menos la justicia, el amor, la sabiduría, la superioridad —¡tal es la ambición de esos «ínfimos», de esos enfermos! ¡Y qué hábiles los vuelve esa ambición! Admiremos sobre todo la habilidad de falsificadores de moneda con que aquí se imita el cuño de la virtud, incluso el tintineo, el áureo sonido de la virtud. Ahora han arrendado la virtud en exclusiva para ellos, esos débiles y enfermos incurables, no hay duda: «sólo nosotros somos los buenos, los justos, dicen, sólo nosotros somos los homines bonae voluntatis [hombres de buena voluntad]».

Andan dando vueltas en medio de nosotros cual reproches vivientes, cual advertencias dirigidas a nosotros, —como si la buena constitución, la fortaleza, el orgullo, el sentimiento de poder fueran en sí ya cosas viciosas: cosas que haya que expiar alguna vez, expiar amargamente: ¡oh, cómo ellos mismos están en el fondo dispuestos a hacer expiar! ¡Qué ansiosos están de ser verdugos!

Genealogía de moral. Friedrich Nietzsche.

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Eutanasia y derecho a seguir viviendo

¿Quién tiene derecho a seguir viviendo, aun en el caso de depender completamente de los otros?

Todo el que sea útil, como mínimo, a sí mismo.

Konrad Lorenz.

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Kurt Vonegout Jr. Cuna de Gato 1963. Capítulo 49

El dialecto de San Lorenzo es fácil de comprender y al mismo

tiempo difícil de escribir. Digo que es fácil de comprender, pero

hablo por mí mismo. Otras personas lo encuentran tan

incomprensible como el vasco, de modo que es posible que yo lo

comprenda por telepatía

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"Vías del Tren" Fragmento de "On The Road" (1957) de Jack Kerouac

"Vías del Tren" Fragmento de "On The Road" (1957) de Jack Kerouac  

Músicos, escritores, fotógrafos, poetas, cineastas y gentes de buen sentir celebraron en octubre de 2019 la obra de Kerouac con un disco-libro dedicado al escritor. La dramatización de estos fragmentos de On the Road rinde homenaje a la novela que cambió la cultura de nuestro tiempo.

En esta pieza participan:
Fernando José Figueroa (narración)
Jorge Flaco Barral (composición, interpretación musical y guitarra)
Rafa Sideburns (armónica)
Miguel Herranz (arpa de boca)
Nino Guauuuu (ladridos)
Miguel López (silbido de tren)
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Los túneles

Todo ser humano tiene que andar a tientas por ese túnel, desde la estación Nacimiento hasta la estación Muerte. Quien busca la fe, busca corredores laterales en ese túnel. Pero lo único que existen son esas dos estaciones, y el túnel se ha construido tan solo para unirlas…

Metro 2033. Dimitry Glukhovsky

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