—¿Tu filosofía se deriva de los videojuegos? —preguntó Samuel.
—Creo que también funciona en la vida real. Cualquier problema con el que te topes, ya sea en un videojuego o en la vida, encaja con una de estas cuatro cosas: un enemigo, un obstáculo, un rompecabezas o una trampa. Eso es todo. Cualquier persona que te encuentres en la vida real es una de esas cuatro cosas.
—Vale.
—O sea, que sólo tienes que averiguar a qué tipo de desafío te enfrentas.
—¿Y eso cómo se hace?
—Depende. Pongamos por caso que se trata de un enemigo. La única forma de derrotar a un enemigo es matándolo. ¿Matar a tu madre resolvería tu problema?
—En absoluto.
—Pues entonces no es un enemigo. ¡Qué bien! ¿Y si es un obstáculo? Los obstáculos son cosas que tienes que sortear. ¿Evitar a tu madre resolvería tu problema?
—No, porque tiene una cosa que necesito.
—¿Y qué es esa cosa?
—La historia de su vida. Necesito saber qué le ocurrió en el pasado.
—Vale. ¿Y no hay otra forma de conseguirla?
—No creo.
—¿No hay documentos históricos? —preguntó Pwnage—. ¿No tienes familiares a quienes puedas entrevistar? Porque los escritores investigan, ¿no?
—Bueno, mi abuelo materno todavía vive.
—Pues ahí lo tienes.
—Hace años que no hablo con él. Está en una residencia para ancianos, en Iowa.
—Ajá —dijo Pwnage mientras rebañaba los restos de salsa de los nachos con una cuchara.
—Entonces tu consejo es que vaya a hablar con mi abuelo —dijo Samuel—. Que vaya a Iowa y le pregunte por mi madre.
—Sí. Averigua su historia. Junta todas las piezas. Es la única forma que tienes de resolver tu problema, si es que en verdad se trata de un problema tipo obstáculo y no de un rompecabezas o una trampa.
—¿Y cómo se reconoce la diferencia?
—Al principio es imposible. —Dejó la cuchara. Se había terminado casi todos los nachos. Untó un dedo en una gota de queso y se lo lamió—. Pero debes andarte con ojo y distinguir entre las personas que son rompecabezas y las que son trampas. Porque los rompecabezas pueden resolverse, pero las trampas no. Y crees que alguien es un rompecabezas hasta que te das cuenta de que es una trampa. Pero entonces ya es demasiado tarde. En eso consiste la trampa.
El Nix. Nathan Hill.