Hay mujeres que sólo quieren a los hijos y otras que sólo quieren a los maridos.
Las mujeres siempre van detrás de los mismos y siempre evitan a los mismos.
Por tanto unos son amados tres veces, primero como hijos, luego como maridos y, por fin, como padres, mientras que los otros, los que no fueron amados por sus madres, tampoco serán amados ni por sus mujeres ni por sus hijas.
Hace siglos que una buena parte de la América masculina pierde su virginidad con las mujeres negras y una buena parte de Europa (el sureste) la pierde con las gitanas.
Benditas sean unas y otras, porque no hay caridad más grande que dar a un muchacho mal alimentado y no querido un pedazo de pan femenino como limosna.
Así es como perdéis la virginidad vosotros, que no habéis sido ni seréis amados.
Seréis fieles a mujeres a las que no queréis y que no querrán acostarse con vosotros...
Paisaje pintado con té. Miroslav Pavic.