Tuve un amigo que hizio más contra el alcoholismo que muchos años de reuniones y terapias.
Por un extraño azar de la vida, tenía un pingüino en casa, en una bañera con hielo, y mientras llegaba el momento de devolverlo al zoológico que se lo había dejado en custodia, lo soltaba delante de la casa de sus amigos más bebedores, justo antes de que regresasen de sus juergas nocturnas.
-¿De verdad, colega, viste un pngüino anoche delante de tu puerta? Tío, qué jodido estás... Deberías dejar de beber tanto.
Y funcionaba.
Picnic sobre hielo. Andrei Kurkov