—Pater Noster. Eso significa Padre nuestro. ¡Padre nuestro que estás en los cielos!
Pero nosotros estamos en el infierno.
¡Padre nuestro!
¿Cómo te llamas?
¿Te llamas Pater Noster, Padre nuestro? ¿O Joh Fredersen? ¿O máquina? ¡Te reverenciamos, máquina, Pater Noster!
Venga a nosotros tu reino.
Venga a nosotros tu reino, máquina… Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
»¿Cuál es Tu voluntad con respecto a nosotros, máquina, Pater Noster?
¿Eres el mismo en el cielo que en la tierra…?
Padre nuestro que estás en los cielos; cuando nos llames al cielo, ¿nos ocuparemos de las máquinas de Tu mundo, las grandes ruedas que destrozan los miembros de Tus criaturas, ese gran tiovivo llamado la tierra?
¡Hágase tu voluntad, Pater Noster!
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy. Muele, máquina, muele la harina para nuestro pan. Se hace el pan con la harina de nuestros huesos.
Y perdónanos nuestras deudas.
¿Qué deudas, Pater Noster? ¿La deuda de tener un cerebro y un corazón que tú no tienes, máquina?
Y no nos dejes caer en la tentación. No, no nos dejes caer en la tentación de alzarnos contra ti, máquina, porque tú eres más fuerte que nosotros, tú eres mil veces más fuerte que nosotros, y tú siempre tienes razón y nosotros siempre estamos equivocados porque somos más débiles que tú, máquina.
Pero líbranos del mal, máquina, líbranos de ti, máquina.
Porque tuyo es el reino y el poder y la gloría para siempre. Amén. Pater Noster, Padre nuestro. Padre nuestro que estás en los cielos…
Metrópolis. Thea Von Harbou