JÚPITER.- Orestes sabe que es libre.
EGISTO (vivamente).- Sabe que es libre. Entonces no basta cargarlo de cadenas. Un hombre libre en una ciudad es como una oveja sarnosa en un rebaño. Contaminará todo mi reino y arruinará mi obra. Dios todopoderoso, ¿qué esperas para fulminarlo?
JÚPITER (lentamente).- ¿Para fulminarlo? (Una pausa. Con cansancio, agobiado.) Egisto, los dioses tienen otro secreto...
EGISTO.- ¿Qué vas a decirme?
JÚPITER.- Una vez que ha estallado la libertad en el alma de un hombre, los dioses no pueden nada más contra ese hombre. Pues es un asunto de hombres, y a los otros hombres -sólo a ellos- les corresponde dejarlo correr o estrangularlo.
Jean Paul Sartre, "Las moscas".