Por alguna razón que no hemos logrado descubrir aún, las palmeras son incompatibles con la prosperidad y el desarrollo.
En algunos casos particulares, pueblos procedentes de lugares sin palmeras han conseguido atravesar esa frontera invisible, llevando con ellos una semilla de abundancia, pero sólo a costa de grandes esfuerzos, y no siempre, han logrado que su esfuerzo prospere tras esa linde maldita.
El día de la lechuza. Leonardo Sciascia