Breslau, 1933. Un piso de pequeños burgueses. Una mujer y un hombre, de pie junto a la puerta, escuchan. Están muy pálidos.
LA MUJER: Ahora están abajo.
EL HOMBRE: Todavía no.
LA MUJER: Han roto la barandilla. Estaba ya sin conocimiento cuando lo sacaron del piso arrastrando.
EL HOMBRE: Yo sólo dije que no era aquí donde se escuchaba en la radio emisiones extranjeras.
LA MUJER: Sólo dijiste eso.
EL HOMBRE: No dije nada más.
LA MUJER: No me mires así. Si no dijiste nada más, es que no dijiste nada más.
EL HOMBRE: Eso digo yo.
LA MUJER: ¿Por qué no vas a la comisaría y dices que no tuvieron visitas el sábado?
Pausa.
EL HOMBRE: No voy a ir a la comisaría. Lo han tratado como bestias.
LA MUJER: Le está bien empleado. ¿Por qué se mete en política?
EL HOMBRE: No hubieran tenido que romperle la chaqueta. No era para tanto.
LA MUJER: La chaqueta es lo de menos.
EL HOMBRE: No hubieran tenido que rompérsela.
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Terror y miseria del Tercer Reich. Bertolt Brecht