El hombre inferior inventa el desprecio porque su verdad excluye a las otras.
Pero nosotros, que sabemos que las verdades coexisten, no nos creemos disminuidos reconociendo las del otro, aunque ellas constituyan y muestren ante todos nuestro error.
El manzano, que yo sepa, no desprecia la vid, ni la palmera al cedro. Pero cada uno se endurece cuanto puede, busca el sol y busca el agua, pero no mezclan sus raíces.
Y así salvan su forma, su identidad y su esencia, sin necesidad ni deseo de formar un sólo árbol, pues hay en su diversidad no mezclada un capital inestimable que de algún modo saben que no conviene bastardear.
Ciudadela. Antoine de Saint Exupery