En la vega de Canales, el que no es hijo póstumo viene a ser hijo de puta. La regla, casi universal en todo el pueblo, aumenta su rigor en la familia de los Cruzados. De ellos, pocos padres legales coincidieron con el genético; aquellos que se escapan de la norma es claro que no fueron los más destellantes. No vivieron sus días, los pasaron. En cambio, los otros, los de probada malignidad, extrajeron vida hasta el sufrimiento.
Bastardos de Bardinia, Emilio González Déniz