Si bien el primer timbre de alarma sonó seriamente en 1970, fue ampliamente ignorado en 1971... y así se dejó de lado la posibilidad de dar marcha atrás, la última, como intentaré demostrar aquí, disponible.
Porque, en 1971, la gente apagó el botón a las noticias cada vez más alarmantes acerca del peligro que se cernía sobre el medio ambiente.
Estaban cansados, asqueados de ello.
Lo cual era una reacción infantil.
Lo que vino después, cuando se hizo un esfuerzo por obligar a la industria y a las ciudades a detener la polución, fue aun peor. El esfuerzo significó carencias temporales, y eso la gente, guiada por los sindicatos, no lo soportó.
Una mayoría infantil se volvió lunática.
Philip Wylie, "El fin del sueño." (Obra póstuma).