WINFREY: Los invitados que tenemos con nosotros esta mañana van a hablar sobre los marcianos. Ya sé que todos ustedes han estado oyendo hablar de los marcianos a cada minuto desde las Navidades, pero creo que tenemos algunas personas aquí que pueden hablarnos de ellos desde distintos puntos de vista.
Empezando por mi derecha al fondo, tenemos a Marchese Boccanegra —espero haberlo pronunciado bien, ¡Marchese!—, que es el autor de: La verdad definitiva: el sorprendente acertijo detrás de las oleadas de «platillos», y ha ocupado todas las cabeceras con sus declaraciones de que los marcianos han estado muchas veces antes en la Tierra. A continuación está Bill Wexler, que es presidente de la Sociedad L-5 de Terre Haute, Indiana, y ex consultor del programa de la Lanzadera Espacial; seguido por El Sorprendente Randi, el famoso mago de escenario que se ha dedicado a poner al descubierto ante la gente los fraudes y los charlatanes. A mi izquierda está el célebre científico Carl Sagan, y finalmente Anthony Makepeace Moore, que ha venido desde su Retiro Astral Eudorpano.
Me alegra tenerlos a todos reunidos aquí hoy.
MOORE: Yo no me alegro, señorita Winfrey. No me dijo usted que toda esta gente iba a estar en el programa; de otro modo, no hubiera aceptado venir.
SAGAN: A mí tampoco me entusiasma estar con usted, señor Moore. Debo empezar afirmando que creo que las estupideces populacheras de gente como usted causan un gran daño a la investigación científica del espacio.
RANDI: ¿Por qué es usted tan generoso, Carl? Eso es algo peor que estupideces populacheras. Es un claro y patente fraude.
WINFREY: Oh, vamos, caballeros. Los he reunido aquí porque, de una u otra forma, todos ustedes tienen un interés especial en los marcianos. Sé que no están de acuerdo entre ustedes. Por eso precisamente les pedí a todos que vinieran. Pero el público tiene derecho a oírles a todos ustedes…, empezando, creo, por el menos controvertido, Bill Wexler. Bill, ¿cómo afectan los marcianos a su movimiento de construir los hábitats L-5 en el espacio?
WEXLER: Son simplemente una prueba más de que la vida puede medrar y florecer fuera de nuestro planeta. Nosotros en el programa del hábitat lo sabemos desde hace años, desde que el doctor O’Neill, en Princeton, efectuó la primera investigación detallada de los requerimientos para construir un enorme hábitat autosuficiente para seres humanos en órbita. Por supuesto, las ventajas prácticas son obvias. Satélites movidos por energía solar. Energía eléctrica barata de microondas que enviar a la Tierra para iluminar nuestras casas y hacer funcionar nuestras industrias, sin polución ni miedo a los accidentes nucleares. Fabricación en el espacio a gran escala. Alivio para nuestras superpobladas ciudades… El espacio nos ofrece una capacidad para crecer casi infinita. Un lugar seguro para los seres humanos incluso si una guerra nuclear llegara a decla…
WINFREY: En realidad, lo que nos interesa esta mañana son los marcianos.
WEXLER: Ahora llego a ello. Una vez tengamos los hábitats L-5 en el espacio en torno a la Tierra, todo lo que se necesita es proveerlos de motores y podremos ir a cualquier parte. Si hubiéramos empezado en 1965, cuando el profesor O’Neill concibió este plan, tendríamos algunos de ellos en órbita alrededor de Marte desde hace tiempo. Hubiéramos descubierto a esos marcianos mucho antes. En estos momentos lo sabríamos todo sobre ellos, incluido cualquier conocimiento científico que pudieran añadir al nuestro…
BOCCANEGRA: No poseen ninguno. No han alcanzado el nivel theta de consciencia.
WEXLER: No sé nada acerca de ningún nivel theta, pero deberíamos empezar ahora. ¡Podemos tener un hábitat en torno a Marte en un plazo de ocho años! Con frecuentes amartizajes con lanzaderas para estudiar todo lo que hay allí…, y luego Venus, Mercurio, las lunas de Júpiter…
MOORE: No malgaste su tiempo con Venus. Está muerto. Los Maestros Eudorpanos tuvieron que acabar lamentablemente con sus habit antes hace once mil años, debido a la maligna dirección materialista que había tomado su falsa ciencia.
RANDI: ¡Oh, vamos! Oprah, ¿tenemos que soportar esto?
BOCCANEGRA: ¡Escuchen la voz del escéptico profesional! ¡Nadie es tan ciego como aquel que no quiere ver! Pero la verdad resplandecerá. Señor Randi, ya sabe usted que Anthony Makepeace y yo hemos tenido fuertes desacuerdos en el pasado…
RANDI: Seguro que sí. No han dejado de ponerse mutuamente la zancadilla en sus fatuos embaucamientos.
BOCCANEGRA: Su observación se halla por debajo de mi desdén. Escúchenme, por favor. Deseo aprovechar esta oportunidad para admitir públicamente que el Maestro Moore nos ha ayudado a ver una verdad tan estremecedora y reveladora que constituye un punto culminante en los asuntos del espíritu humano…, ¡y yo acabo de hallar la prueba objetiva de sus afirmaciones!
MOORE: Gracias por lo que acaba de decir, doctor Boccanegra, aunque debo admitir que me siento un tanto sorprendido. No sabía que se hubiera convertido usted en un estudiante de la iluminación Eudorpana. ¿A qué pruebas se refiere?
SAGAN: Sí, oigámoslas. No he podido soltar una buena carcajada desde hace semanas.
BOCCANEGRA: Todos ustedes saben, supongo, que, utilizando sus técnicas Eudorpanas de proyección astral, el Maestro Moore ha conseguido establecer contacto con las Antiguas Mentes de la anterior raza marciana…
RANDI: No, háblenos de ello. Esta mañana no he leído el National Enquirer.
WINFREY: Espere un momento, Marchese. ¿Me está diciendo usted que esas cosas estúpidas tienen mentes?
BOCCANEGRA: No, no, no esos lamentables restos que halló la expedición Seerseller. No son más que animales degenerados. Estoy hablando de los seres originales que habitaron no sólo Marte sino nuestra Luna, la luna joviana Callisto, e incluso nuestro propio planeta…
MOORE: Discúlpeme, Marchese. ¿Está confundiendo usted los Maestros Eudorpanos con esos seres originales?
BOCCANEGRA: En absoluto, Maestro Moore. Ésa es la maravillosa noticia que tengo para usted. A través del análisis del nivel theta de realidad, fui capaz de localizar uno de los Centros Muy Armónicos usados por esos seres avanzados durante su estancia en nuestro planeta. Se halla en las orillas del que llamamos río Mississipi, aunque en sus notaciones ello lo llaman el Ur-Papagat. Dejaron un registro gráfico, que he visto con mis propios ojos.
MOORE: ¡Esto es sorprendente, Marchese!
RANDI: Eso es pura mierda, Marchese…, disculpe la expresión, Oprah. ¿Qué van a hacer ahora ustedes, vender entradas?
BOCCANEGRA: Por supuesto que no. Voy a pedirle al Maestro Moore que se una conmigo en una investigación científica de esas sorprendentes pruebas de sus teorías…
MOORE: ¡Por supuesto que lo haré, Marchese!
BOCCANEGRA: …tan pronto como hayamos arreglado la financiación imprescindible para todos los instrumentos necesarios para medir las propiedades electromagnéticas, ópticas y Kirlian de las reliquias.
RANDI: Oh, ahora lo capto. Van a solicitar contribuciones para la «investigación», ¿verdad?
WINFREY: ¡Caballeros, caballeros! Todos tendrán oportunidad de hablar, pero quizá fuera mejor que empezáramos respondiendo a las preguntas que nos formula nuestra audiencia…, inmediatamente después de la publicidad.
Frederik Pohl, "El día que llegaron los marcianos".