El mundo es de todos pero no de todos por igual. Hay quienes viven en él con el incentivo de intentar que las cosas se adapten a su gusto y quienes, por otro lado, entienden que no están capacitados para moldear nada a su voluntad, porque no creen en la voluntad, ni se sienten dotados de ella.
Únete a los segundos.
No compres el perro que te gusta: adopta uno abandonado.
No tengas un hijo tuyo: adopta el de unos pobres de un país pobre.
No te fumes un puro. Fúmate una colilla que otro haya dejado. Bebe lo que otro deje en su vaso. Fóllate a su exnovia resentida. Apura su coche usado. Duerme sobre las humedades del colchón de otro.
Recicla la vida ajena. ¿O quién te has creído que eres para esperar una propia?
MiRC. 1999