En el siglo XVIII, la humanidad presenció un periodo sin precedentes de iluminación y descubrimiento científico, una era donde el conocimiento y la curiosidad desafiaron los límites del mundo conocido. En este contexto, mientras las potencias europeas competían por ampliar sus horizontes geográficos y científicos, España organizaba expediciones que, aunque cruciales, han permanecido relativamente ocultas en la sombra de la historia.