«En efecto, lo mismo que a los ojos de los murciélagos ciega la luz del día, lo mismo a la inteligencia de nuestra alma ciegan las cosas que tienen en sí mismas la más brillante evidencia».
«En efecto, lo mismo que a los ojos de los murciélagos ciega la luz del día, lo mismo a la inteligencia de nuestra alma ciegan las cosas que tienen en sí mismas la más brillante evidencia».
publicado
____
menéame