-Justicia:
Artículo más o menos adulterado que el Estado vende al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios personales.
-Abandonado:
El que no tiene favores que otorgar. Amigo de la verdad y el sentido común.
-Amistad:
Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta.
-Arena:
En política, ratonera imaginaria donde el estadista lucha con su pasado.
-Autoestima:
Evaluación errónea.
-Autoevidente:
Evidente para uno mismo y para nadie más.
-Hombre:
Animal tan sumergido en la extática contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especie que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el mundo habitable, además del Canadá.
-Libertad:
Uno de los bienes más preciosos de la Imaginación, que permite eludir cinco o seis entre los infinitos métodos de coerción con que se ejerce la autoridad. Condición política de la que cada nación cree tener un virtual monopolio. Independencia. La distinción entre libertad e independencia es más bien vaga, los naturalistas no han encontrado especímenes vivos de ninguna de las dos.
Ambrose Bierce, “El diccionario del diablo” (De 1881 a 1906)