Las observaciones indicaban que el objeto no se comportaba como un cometa, no desarrolló una coma ni una cola al estilo de lo que hacen estos cuerpos cuando pasan cerca del Sol. Sin embargo, al calcular su órbita con posterioridad se vio que algo la estaba perturbando. La explicación más sencilla, era que alguna sustancia debía estar escapando de la superficie, alterando la trayectoria del cuerpo. Pero, ¿cómo reconciliar este dato con la falta de actividad observada?