Observaciones con el telescopio Spitzer de la NASA han descubierto una característica de nuestra galaxia, la Vía Láctea, no reconocida previamente. Se trata de un contingente de estrellas jóvenes y nubes de gas formadoras de estrellas sobresale de uno de los brazos espirales de la Vía Láctea como una astilla que sobresale de una tabla de madera. Con una extensión de unos 3.000 años luz, esta es la primera estructura importante identificada con una orientación tan dramáticamente diferente a la del brazo.