La compasión hacia los pobres, los humillados y los ofendidos, jamás debe transformarse en sentimentalismo, porque muchas veces los humillados y ofendidos en absoluto son mejores que los que los humillan y ofenden. Están ahí por debilidad o por azar, y merecen compasión. Pero no, no son en absoluto mejores.
Helada sangre azul. Yuri Buida.