Aquel hueso tenía intrigados a los arqueólogos desde su hallazgo en 1998 en la cueva francesa de Isturitz. En esos parajes de los Pirineos occidentales, en la Baja Navarra, nunca se había encontrado una escápula de mamut. Aunque se sabía de la presencia de esos enormes animales prehistóricos en la zona, hasta entonces no se habían descubierto evidencias claras de que hubieran sido cazados durante el Paleolítico Superior en un territorio tan al sur. Había que desplazarse hasta la cueva de Arcy-sur-Cure, en Borgoña, al centro-noreste de Francia,