Cada vez es más frecuente en el mundo escuchar historias sobre cómo los estudiantes sienten que caminan sobre terrenos complejos al discutir en clase. Y todo esto reforzado por la cultura de la cancelación y la beligerancia para con el que opina diferente en las redes sociales. Es un círculo vicioso; las redes sociales están compuestas por las mismas personas a las que no se les enseña hoy a debatir en las universidades.