Las fuerzas del régimen sirio siguen cortando el agua del campamento de refugiados de Yarmouk, ubicado al sur de Damasco, lo que amenaza con exacerbar el sufrimiento humano y transformarlo en una nueva catástrofe. El desastre amenaza a más de veinte mil civiles dentro del campamento, que ha estado sufriendo el corte de agua durante dos meses, añadiendo el temor de la propagación de enfermedades y epidemias. Desde el 17 de julio de 2013, las fuerzas del régimen han dominado el campamento, impidiendo la entrada de alimentos y suministros médicos.