Pablo Iglesias e Irene Montero se mudan. En condiciones normales, sus elecciones residenciales tendrían poca trascendencia mediática. Las casas de la clase política tienden a considerarse cuestiones relativas a sus vidas privadas, exceptuando célebres pisos implicados en escandalosas tramas corruptas y frecuentadas por personajes de lo más excéntricos. Su caso, sin embargo, es distinto, y a esta hora lo sabemos todo, gracias a la difusión de casi todos los grandes medios, de su nueva casa.