La prevención de las dinámicas de radicalización violenta promovidas por el Dáesh y otros actores yihadistas es la base primordial de las políticas contraterroristas europeas, especialmente frente a sujetos individuales o grupos pequeños que, inspirados por su narrativa, se presentan como la mayor amenaza para Europa. Sin embargo, varios Gobiernos europeos, lejos de priorizar las intervenciones selectivas, están aplicando medidas cuya eficacia no solo es cuestionable, sino que están suponiendo graves trasgresiones a derechos y libertades...