Con las principales urbes apostando por el transporte eléctrico, el hidrógeno, las flotas públicas de VMP o los vehículos compartidos, en Pontevedra han optado por lo más práctico: un servicio de metro que funciona… a patas. Literalmente. Desde hace años la ciudad dispone de una red de rutas a pie, con recorridos que vertebran el casco urbano y permiten situarse en cualquier punto en apenas 20 minutos. El servicio se llama Metrominuto y puede sonar a gesto amable, una campaña naif para animar a los vecinos a dejar los vehículos.