Nos negamos a permanecer impasibles ante tamaña pérdida de libertades, depauperación de los servicios públicos (atención primaria, etc.), ruina de la economía y pérdida de puestos de trabajo, y degradación de la calidad democrática en nuestro país aprovechando una emergencia sanitaria que se revela planificada por los poderes fácticos, plagada de incoherencias y sombras que nos hacen preguntarnos si alguna vez recuperaremos la añorada “vieja normalidad”.