Un total de 200 heridas en su pequeño cuerpo, 153 cicatrices (incluida la cara y el cuello), siete costillas rotas, una pierna salvajemente fracturada y no tratada que le había quedado significativamente más corta que la otra, un cerebro no desarrollado como debiera a causa de los golpes recibidos y de la presión que el tejido inflamado le ejercía en la cabeza