"Aquí estamos en otra cultura, la del escapismo y dontancredismo político, en la que no dar la cara no se reprocha apenas. Cualquiera piensa que con comparecer detrás de un plasma, o en una rueda de prensa sin preguntas, asistir a una programa de variedades, cantar un gol, jugar al futbolín o presentar el tiempo, si tercia, ya se ha cumplido. Se ignora en dónde se responde en democracia. No es extraño en un país en donde su jefe de Estado pidió perdón en el pasillo de un hospital y se dio por bueno y hasta se consideró exotismo democrático..."