«Reconozco esa mirada. Reconozco esa forma de llorar, esa tristeza que parece hueca. Esa forma extraña de estar viva, como si estuvieras muerta. Es la de las que no encontramos la forma de explicar que no era culpa nuestra. La de las que éramos promiscuas, borrachas, escandalosas, problemáticas, malas mujeres, malas madres, malas de las que no les gustan a las que se creen de las buenas». Irantzu Varela escribe sobre el testimonio de Rocío Carrasco en televisión.