De noche y a poder ser con mala mar, un gran buque de carga deja tras de sí un hilo gigante de una materia maloliente y pegajosa. Se llama sentina y es una mezcla de residuos líquidos que contiene agua, aceite y petróleo. Muchos ni siquiera saben de su existencia, pero es uno de los principales contaminantes de nuestros mares. Verterlo al mar es ilegal si no se ha tratado debidamente, pero decenas de barcos pesqueros y de mercancías siguen derramando a diario este residuo considerado un problema “tremendamente mayor” que los microplásticos.