En total, las ventas netas de Sega durante el periodo han sido de 110.225 millones de yenes, una caída del 33,4% con respecto a 2019. Mientras que los beneficios, como podéis imaginar, han sido negativos: Sega registra unas pérdidas de 3.583 millones de yenes, frente a los 12.658 millones de yenes de beneficios registrados hace un año. En este sentido, el único segmento que ha generado beneficios ha sido el del Entretenimiento, y más en concreto, las ventas de Videojuegos, así como la de Juguetes.

Siempre se ha considerado a Yu Suzuki uno de los pilares de la industria del videojuego durante décadas. Pero bien es cierto que los últimos años han sido muy duros. Después de la bajada de influencia de la saga Virtua Fighter, el duro fiasco de Shenmue y, por qué no decirlo, la creciente influencia por parte de sus antiguos discípulos en Sega Suzuki se ha encontrado prácticamente aislado del videojuego hasta hace bien poco.

Nunca mola hablar de despidos o de, como está tan de moda llamarlo a nivel empresarial, reestructuraciones de departamento. De hecho una reestructuración no debería de implicar que un montón de trabajadores se quedan en la calle, pero así es la vida y parece que nos hemos acostumbrado al eufemismo. El caso es que Sega Europa afrontará una reestructuración en breve.