Obviamente, hay factores más profundos que tienen un impacto en la conciencia de la clase trabajadora. Una explicación tiene que ver con el hecho de que hay una línea de desesperación. Después de pasarlo, la idea de que no tienes nada que perder más que tus cadenas pasa de ser una metáfora a la realidad. Una vida insoportable puede causar elecciones existenciales y la determinación de romper el sistema.

La pandemia es una frustrante sucesión de errores idénticos, en sitios diferentes, en momentos distintos. A finales de abril la revista médica The Lancet advertía: "Desde la perspectiva del interés propio, las medidas para controlar el brote de COVID-19 solo tendrán éxito si todas las poblaciones son incluidas en las respuestas nacionales e internacionales". Era un aviso global que hacía referencia a la necesidad de proteger a inmigrantes y refugiados del coronavirus, pero las palabras iban especialmente dirigidas a Singapur.

En las últimas décadas, la difusión de la tecnología de la información, la automatización industrial y otras innovaciones han inspirado visiones de una próxima “sociedad de servicios postindustrial”, en la que el proletariado, tal como existía en épocas anteriores, desaparecería efectivamente. Sin embargo, incluso un estudio superficial de la realidad de los mercados laborales globales contemporáneos desmiente este mito.

Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida.

Nadie canta en la margen izquierda de la ría de Bilbao porque no queda nada a qué cantar. Ni grandes empresas ni barcos ni ánimo. Y cada vez hay menos personas. Hace dos décadas aquí se tarareaba por las esquinas aquel estribillo legendario: “Los hornos de Barakaldo alumbran todo Bilbao”. Era el himno de la comarca. Miles de obreros lo canturreaban con la cabeza bien alta antes de entrar en la fábrica. Quién hubiera vaticinado este silencio.

La mejor escena del Cuéntame, sobre la moral proletaria...

Vídeo del canal de youtube Esto no es Normal TV que trata del concepto del lumpenproletariado teorizado por Marx y Engels. Comenta el trato que se le da al lumpenproletariado hoy en día y contiene una teoría que explicaría porque los obreros actuales ya no votan a la izquierda.

Se recuerda en las emisiones de estos días a los mártires de Chicago y otros sacrificados por la clase obrera. Pero aquí no habrá un Jimmy Hoffa, ni siquiera otro Jesús Menéndez. Aquí, donde el proletariado al parecer se siente sumamente realizado y solo se dedica a “preservar las conquistas”, el reguetón es el único cántico de guerra. A las cuatro de la mañana, Kokito, el Negrito y Manu entonan “Ay yo soñé que tú eras mi mujer/ ay yo soñé que yo era tu marido/ Yo soñé, yo soñé…”.

España, malditos, no es del PP, ni de Rajoy, ni siquiera del Franco que hizo una guerra, aliado con Hitler y Mussolini, contra la IIª República Española para quedarse con ella y entregarla a la oligarquía, siendo parte de ella. España fue también la de la primera y segunda repúblicas, la del heroísmo de los obreros y campesinos que la defendieron, la de las gloriosas Brigadas Internacionales, la de los grandes poetas, escritores y revolucionarios de España y del mundo que la cantaron, glosaron y defendieron,....

Pablo Hasél, nombre ‘artístico’ de Pablo Rivadulla Duró, se ha dirigido por Twitter a la portavoz de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña, Inés Arrimadas, para preguntarle qué harán “cuando la dictadura del proletariado” (en referencia a Podemos) “ilegalice” el partido naranja.

Aquí lo que pasa es que ni la industria del automóvil ni sobretodo la industria del petróleo van a permitir jamás que el coche eléctrico sustituya a los modestos utilitarios que utilizamos la mayoría de los conductores.

Entra un diputado con rastas en el Congreso y acto seguido el facherío nacional distribuye una foto suya diciendo que no tiene estudios y cobrará dinero. La progresía contraataca diciendo que este hombre es ingeniero químico, no como otros diputados que no tienen estudios. Clasismo de la ropa contra clasismo de los estudios.

Extracto del programa La Tuerka, presentado por Pablo Iglesias.

Los habitantes de los slums no quieren una vivienda pública de protección social, quieren una vida digna, y vida y dignidad podrían ser incompatibles con un sistema económico que considera la vivienda un bien de consumo más, situado al mismo nivel que, por ejemplo, un crucero por el Báltico. La clave podría estar en aquello que dijo el primer ministro franquista de la vivienda, José Luis Arrese, en el año 1957, sobre la necesaria transformación de los proletarios españoles en propietarios. Pero, ¿quieren los habitantes de los slums ser...?

Para analizar con seriedad lo que es el mercado español de la vivienda hay que saber de dónde surge esta costumbre nuestra, casi manía, de ser propietarios del piso en el que vivimos...

El círculo (agrupación local o sectorial) de Podemos en la localidad madrileña de Anchuelo se muestra muy activo en Twitter, y lo hace dando unas muestras de radicalidad explícita difíciles de encontrar en cualquier formación política de Madrid.

Vídeo completo del foro en el que participó Pablo Iglesias en Segovia. Relacionada: www.meneame.net/story/pablo-iglesias-vamos-caceria-aplicar-justicia-pr

En un acto en Segovia Pablo Iglesias pide “disculpas por no romper la cara” a los fachas con los que discute en TV y luego habla de ir de cacería a por los fachas.