Un grupo de científicos liderado por Ruth Blasco, especialista en Tafonomía del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha encontrado la evidencia más antigua de almacenado de alimentos para su consumo posterior en la Cueva de Qesem (Israel). Los humanos que habitaron aquí hace entre 420.000 y 200.000 años guardaban huesos para poder consumir su médula más tarde.