Júlia Rodríguez Maeso (23 años) cruzaba la calle Almagro junto a sus padres (Juan José y María Pilar) cuando una ventolera provocada por la borrasca Ciarán arrancó de las entrañas de la tierra un árbol, que cayó mortalmente sobre ella.Júlia, natural de Esparraguera (provincia de Barcelona) estaba en los albores de lo que parecía una prometedora carrera laboral como becaria en el departamento de Marketing y Neurociencia en la farmacéutica Novartis.