La Casa Blanca ha calificado las protestas de “antisemitas” y “violentas”, a pesar del carácter ampliamente pacífico de las mismas y la participación de organizaciones judías. También ha condenado el uso del término “intifada”, que significa “rebelión” en árabe, como “discurso de odio”. Aquí también podemos ver similitudes con las protestas contra la guerra de Vietnam, ya que al igual que le ocurrió al presidente Lyndon B. Johnson, Joe Biden enfrenta una difícil reelección que podría verse afectada por las movilizaciones.