Héctor de Armas, actual propietario de Seguridad Integral Canaria, admite que contactó durante meses con el magistrado mientras mantenía su condición de testigo de la acusación. El empresario achaca a un arrebato de “dignidad” y “decencia” su cambio de estrategia, pero no concreta los términos del chantaje al que, según su versión, habrían sometido a Alba. Era la sorpresa que había deparado la defensa de Salvador Alba para el inicio del juicio, el testigo estrella de última hora, la bala que había reservado el magistrado procesado para tratar..
