A la dificultad de ser el último fabricante de futbolines de la Comunitat Valenciana, Agustín Navarro, carpintero desde adolescente, afronta un nuevo reto que no entraba en sus planes: empezar de cero después de que su nave, en la zona industrial de Paiporta, quedara anegada por la dana. "Es un trabajo que he hecho toda la vida. Desde los 16 años, hace ya 40. Pensé que se había acabado la historia de hacer futbolines, pero aquí estamos... peleando", apunta acompañado de dos amigos que le están ayudando a poner a punto el negocio.