Según se cuenta, el magnífico palacete que construyó en el insólito y aislado paraje de Cofete habría servido durante la segunda guerra mundial de lugar de descanso, refugio o avituallamiento para las tripulaciones de los submarinos alemanes. Y que los alemanes de Jandía suministraban víveres a los submarinos alemanes en aguas canarias era algo que circulaba entre los militares destinados en Fuerteventura en los años cuarenta.