Nadia Murad solo tenía 19 años cuando su pueblo situado en Sinjar, en la zona norte de Irak, fue capturado por las fuerzas del Estado Islámico. La irrupción marcó el inicio de varios meses de tormento, violaciones, abusos y cautiverio.

El genocidio oculto del Estado Islámico. Decenas de fosas comunes están siendo excavadas estos días cerca de Sinjar, repletas de cadáveres de yazidíes ejecutados por unos yihadistas que les consideran herejes

Por segunda vez el Estado Islámico ha atacado la ciudad de mayoría yazidí de Sinjar con cohetes y morteros cargados con algún tipo de sustancia química (un sustancia negra irritante, quizás un compuesto del cloro o gas mostaza). más de cien civiles han sido afectados por el ataque, aunque la mayoría de los muertos son milicianos kurdos que defienden la ciudad, según los médicos birmanos que están atendiendo a los heridos. Es la octava vez que se tiene constancia del uso de armas químicas por parte del Estado Islámico.

Tras la batalla el blanco camión rugió a través de los escombros de Sinjar, rozando su improvisada r armadura contra el asfalto y un pistolero grita agitando su rifle al cielo. "Hemos matado a todos"[Estado Islámico]", grita el luchador peshmerga sobre un enemigo que hasta horas antes habían utilizado el camión como una bomba suicida contra las fuerzas kurdas. "La victoria es nuestra. Sinjar es nuestro "

(Associated Press) Metraje proporcionado por fuerzas iraquíes y de la Peshmerga kurda muestra a éstas rescatando niños de las montañas Sinjar en Irak después de que éstos huyesen de militantes del Estado Islámico.