Voy a ser categórica. Necesitamos un debate político sobre el acceso a la pornografía en menores de edad. Los adolescentes varones están construyendo su identidad sexual en torno a la violencia, el sadismo, el machismo y la falta de empatía del porno mainstream. Las jóvenes se acercan a sus primeras relaciones sexuales convencidas de que sus compañeros les van a infringir dolor porque eso es lo que han aprendido del porno. Y eso es exactamente lo que hacen: humillarlas y dañarlas. La cultura de la violación empieza en sus pantallas.